Nos quitabas los yogures ricos, los regalices negros y te ventilas a velocidad inigualable las pipas. Rey de los chistes. Peliculero a más no poder. Igualmente, un poquito insoportable cuando ves la peli de cada noche. Sí, cuando te quedas dormido en el sofá y hay que decirte como a un niño pequeño "Venga, a la cama!". Peor que un adolescente cuando te picas con Unai entre bromas. ¿Tu pasión? El futbol, el buencomer y, sobretodo, tu esposa y familia. Sigues ganándome cuando vamos a correr. Penoso oído musical. Aun así, se agradecen los viajes en coche escuchando Berri Txarrak y parecidos. Algún día controlarás a la perfección el truco de dar la vuelta a la zapatilla de casa, del athletic por cierto. Hasta entonces, te dejaré encantada que me sigas dedicando tus intentos.
Ahora intentas olvidar la nostalgia cogiendome los peluches, poniéndome caretos e, incluso, haciéndome calvos durante las videollamadas. Echo de menos tus besos de buenas noches presentados por un "¿qué pensabas, que no iba a venir?" y los problemas matemáticos que los acompañaban años atrás.
Resumiendo, un ejemplar hombre de casa. Un buenísimo padre. Un clarísimo ejemplo a seguir.
Zorionak aita, asko maite zaitut.
Ojalá estuviese ahí, estirándote de las belarris (ama espero que lo hayas hecho por mí) y celebrando tu cumple, como cada año. Pero... me tranquiliza pensar que solo queda una semana para pasarme 5 días abrazándote, abrazándoos. Mientras, te dejo con ésto clikatu hemen! (que recuerdos, de las cintas de Euskaraokea....)
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