lunes, 24 de octubre de 2011

Fiesta de máscaras

Como siempre, la mezcla de muchas experiencias y poco tiempo para contarlas hace que se me acumulen las entradas.
Y esta va dedicada a una fiesta de máscaras que nos organizó la organización Erasmus (que no paran de organizarnos fiestas, no sé si realmente quieren que estudiemos) que fue una noche genial.
Hay que decir que Erika, Yolanda y yo nos lo curramos mucho, ya que las máscaras en un principio eran así
Y acabaron siendo así:
Y sin más dilación, simplemente os dejo unas fotos de la noche :)


viernes, 21 de octubre de 2011

Unos 53 de lo más infantiles...

A veces, la personificación de la formalidad y de la seriedad. Otras, peor que un crío. 
Nos quitabas los yogures ricos, los regalices negros y te ventilas a velocidad inigualable las pipas. Rey de los chistes. Peliculero a más no poder. Igualmente, un poquito insoportable cuando ves la peli de cada noche. Sí, cuando te quedas dormido en el sofá y hay que decirte como a un niño pequeño "Venga, a la cama!". Peor que un adolescente cuando te picas con Unai entre bromas. ¿Tu pasión? El futbol, el buencomer y, sobretodo, tu esposa y familia. Sigues ganándome cuando vamos a correr. Penoso oído musical. Aun así, se agradecen los viajes en coche escuchando Berri Txarrak y parecidos. Algún día controlarás a la perfección el truco de dar la vuelta a la zapatilla de casa, del athletic por cierto. Hasta entonces, te dejaré encantada que me sigas dedicando tus intentos.
Ahora intentas olvidar la nostalgia cogiendome los peluches, poniéndome caretos e, incluso, haciéndome calvos durante las videollamadas. Echo de menos tus besos de buenas noches presentados por un "¿qué pensabas, que no iba a venir?" y los problemas matemáticos que los acompañaban años atrás.
Resumiendo, un ejemplar hombre de casa. Un buenísimo padre. Un clarísimo ejemplo a seguir.
Zorionak aita, asko maite zaitut.


Ojalá estuviese ahí, estirándote de las belarris (ama espero que lo hayas hecho por mí) y celebrando tu cumple, como cada año. Pero... me tranquiliza pensar que solo queda una semana para pasarme 5 días abrazándote, abrazándoos. Mientras, te dejo con ésto clikatu hemen! (que recuerdos, de las cintas de Euskaraokea....)

domingo, 9 de octubre de 2011

First train home.

En el tren Bruselas-Lieja después de una gran noche de fiesta. Jerseys, botas y gorros de lana son necesarios ya. Elephant Gun suena en mi cabeza mientras miro por la ventana, quedándome medio dormida. Veo verde, un verde madrugador, un verde parecido al que estoy acostumbrada a ver, ese verde que me queda a tantos kilómetros de aquí. Entonces pienso en todo lo que abarca ese verde...

Me acaban de recordar que ya ha pasado un mes desde que vi por última vez ese verde. Me sorprendo a mí misma por como me he acostumbrado a este entorno, como me queda tan lejos aquella tarde recortando fotos con las amigas y la despedida de mi padres en el aeropuerto, como me parece que ésto ya sea lo de toda la vida. Trenes, cerveza, gente de otras nacionalidades. Quién me lo iba a decir...

lunes, 3 de octubre de 2011

Maastricht

PERDONADME! O soy una fucking vaga o es que no tengo tiempo... aunque tampoco serán por las clases que tengo... Lo dicho, tras varias quejas y mis acumulizaciones de momentos dignos de contar, hoy empiezo con nuestro primer viajecito y mi primera experiencia en tierra holandesa:
Maastricht.
Ciudad preciosa donde las haya, con mucha historia, pero que pudimos más o menos recorrer en un día, ¡y sólo a media hora en tren de Liège! ^^' Tierra verde, tierra de zuecos, de monumentos y de porros, además de muchas tiendas; una pena ir un domingo, pero prometimos volver de compras, así queee...

En ella viví, más que un momento, una sensación que creo que no olvidaré en mi vida. Aprovechando el día tan espectacular que nos hizo, después de comer y del cafecito, nos tiramos al lado de embarcadero. A una oreja me llegaba música de los años 60 procedente de unos altavoces colocados en el embarcadero, canciones de las típicas películas en las que las mujeres van con vestiditos de colores y pelos enlacadísimos y los señores de traje fuman puros. Por la otra oía a un pobre hombre que intentaba ganarse unos eurillos ambientando a la gente que estaba sentada en las terrazas con su acordeón. Mientras, Erika, Lucía, Yolanda y yo nos sacabamos fotos, charlabamos o, simplemente, disfrutabamos del momento. De verdad, aquello era inspirador.

Después nos fuimos a un parque a tirarnos por allí, porque el día lo merecía y... que os voy a decir, ese gran parque me enamoro. Buenos nos enamoro a más de uno porque comenzamos a hablar de como sería vivir allí...



En conclusión, quienes vengan a visitarme seguramente les lleve a Maastricht, porque sí que es una cuidad que merece la pena conocer.